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Recientemente, la comunidad de La Ceiba de El Salado, en el distrito municipal turístico Verón Punta Cana recibió el nuevo edificio que aloja su liceo secundario. Mucho había esperado la comunidad para ver esta obra convertirse en realidad, pero la alegría que este tipo de obras genera hace recordar que a esta comunidad le deben tanto que, esa alegría se ve disminuida en medio de la escasez de agua potable por las tuberías de los hogares.
Esa alegría no es tan grande cuando las calles de La Ceiba son laberintos de polvo o de lodo, de acuerdo a las condiciones climáticas. La alegría disminuye cuando mensualmente se tiene que pagar mil pesos para comprar agua a los camiones y así garantizar bañarse aunque sea una vez por día.
La alegría se pierde en la impotencia de saber que hace 30 años atrás, por esas mismas tuberías salía agua en abundancia y que por dejadez de quienes debían garantizar que ese servicio de mantuviera invariable, hoy los residentes de La Ceiba deben mermar los pocos recursos que tienen para su sustento, con tal de tener un poco de agua en casa.
Ciertamente, la falta de agua potable trastorna todo…hasta la alegría de tener un liceo nuevo. Y no es que no se agradezca la construcción de esta obra, no, no es así. Es sencillamente que con esta construcción no es suficiente falta priorizar el acueducto de la Ceiba de El Salado, el hospital, el sistema de alcantarillado sanitario, el asfaltado de las calles y todo lo que esta comunidad necesita para enrumbar su desarrollo. Cuando eso ocurra, celebraremos.
By emercedes
Licenciada en Comunicacion Social, mención Periodismo. Creyente en
Dios. Amante de la naturaleza y especialmente de la mejor creación divina que es el ser humano.